martes, 29 de diciembre de 2009

HISTORIAS NAVIDEÑAS: FADA


Hola, a todos.
Hoy os traigo una historia, de reciente creacion. Pues, la escribí este mes. En ella quiero reseñar, que la Navidad es igual para todos. Y que siempre ha de celebrarse, para que triunfe el amor sobre el odio y la luz sobre la oscuridad.
Espero que os guste. Se llama:

FADA

“LA NAVIDAD ES PAZ, ES BONDAD
ES AMOR, ES LUZ,
PARA TODOS POR IGUAL”

JUAN PABLO ESTEBAN CONDE

1

-En un momento, todo se andará, no te preocupes.
Sopar miró, a su compañero de cocina Dinar. Y le sonrió, con un guiño de complicidad. Una complicidad, que pretendía significar tranquilidad, como sinónimo en una sintaxis, que a Dinar, no le parecía tan exenta de faltas de ortografía.
-No, no. La cena habrá de estar preparada, pronto.
Sopar le quitó hierro al asunto.
-Tranquilo, estaremos celebrando la Nochebuena con nuestras familias.
Dinar le miró, meneando la cabeza, no del todo convencida.
-Falta el asado, por hacerse
-El asado es cosa del fuego, Dinar.
-El postre ha de ser adornado.
-El postre esta adornado. Lo hemos adornado hace media hora, ¿no te acuerdas?
Dinar hizo memoria y se dio una palmadita en la frente.
-Es verdad.
Rió complacido.
-Siempre te agobias, por nada.
-¿Por nada? Hoy es Nochebuena, Sopar. Llámame tradicional, pero me gusta que todo salga bien.
-Y saldrá, amigo. Y saldrá. Este castillo es testigo, de nuestros mayores éxitos culinarios. Además, sabes que para tradicional, tradicional, yo. Además, el dueño del castillo, el Conde Castell, es una persona de buen corazón y sabes, que aprecia nuestro trabajo.
-Por eso, quiero que todo salga bien.
Sopar miró a su amigo y dijo:
-Dinar, amigo. Hay algo que he de enseñarte.
Al momento señaló, al fuego.
Dinar puso cara, de no entender nada, por lo que su amigo dijo, en plan solemne:
-El asado está listo.
Dinar sonrió de oreja a oreja y dijo:
-¿No te dije, que todo saldría bien?
Sopar rió con ganas.

2

Con un vuelo frenético, Fada esquivaba a los seres alados, que la perseguían. Algo en su bolso de mano, brillaba. Algo codiciado. Algo que pretendían hacer desaparecer.
Algo preciado. Demasiado, quizás.
Dos seres alados se formas y aspecto aterradores, la perseguían, incansablemente.
Alguien les había mandado, para robarle su tesoro.
Era vital, que no lo consiguieran.
Dos zarpazos mortales, sirvieron para que Fada hiciera lo posible, para esquivarlos. Algo le dolió en su hombro. El movimiento, demasiado brusco, para salvar el tesoro e, incluso, su vida, la había lesionado.
Su enemigo se dió cuenta de su vuelo torpe y creyó, que era su momento. Se lanzó encima de Fada. La hada vio que la luz se apagó y decidió, que antes morir que dejarse atrapar. Inició un movimiento, que le hizo ver las estrellas y se salvó por los pelos, de su mortal ataque.
Entonces, a lo lejos vio algo.
Su única oportunidad.
Su única opción.
Su única salida, para salvarse ella y salvar la Navidad
Una luz, al lado de otra, que se movían, por lo que parecía un camino.
¿Humanos? Podía ser.
Las hadas no se mostraban, con facilidad a los humanos.
Pero... la situación, quizás era demasiado desesperada, para pensar ahora en tradiciones del comportamiento.
Así que, con los seres alados, cada vez mas cerca, hacia allí se dirigió.

3

Los dos amigos cocineros, de camino a su casa, hablaban amigablemente.
-Bueno, Sopar. Estamos llegando, a mi casa.
-Sí –dijo Sopar-. Ha sido una gran idea celebrar la Nochebuena, las dos familias juntas.
-Sabes, que nos llevamos muy bien. Y estas son fechas, para disfrutar en familia y entre amigos.
-Amigos, que son como de la familia –puntualizó Sopar.
Mientras asentían mostrando su acuerdo con esos últimos comentarios, algo se metió raudo y veloz en el bolsillo de la chaqueta de lana de Sopar.
-¿Que ha sido eso? –inquirió Dinar.
Sopar ignoraba, lo que había podido ser. Aunque, dos seres alados, del tamaño de dos águilas cada uno, se hecharon encima suya, tirandolo al suelo. Dinar enseguida usó el bastón que usaba para caminar, según él más a gusto, y se dispuso a espantar a los animales. Pero estos no se iban. Y lo desarmaron.
Sopar se había levantado y, cuando los seres se echaban encima de su amigo, lo agarró gritando:
-¡Corre! ¡Vamos a mi casa, allí estaremos a salvo!
Dinar le hizo caso y con los eres alados, prácticamente sobre ellos, corrieron hacia la morada salvadora.

4

Los seres alados les ganaban terreno.
-¿Qué son esas bestias? –preguntó Dinar.
-No lo se, Dinar. Pero, en casa estaremos a salvo, al menos eso espero.
Alcanzaron la puerta, cuando los dos seres se echaban encima de ellos, en un ataque, destinado a golpearles, de manera letal Abrieron la puerta y entraron, cerrándola, justo en el momento en que los dos seres alados chocaban contra ella, estrepitosamente.
Todos acertaron a ver, por unos momentos, a sus terroríficos perseguidores.
Y lo que vieron, les heló la sangre.

5

Cuando estuvieron a salvo, con las ventanas cerradas. Escucharon, durante unos momentos, los golpes y gruñidos escalofriantes de las dos criaturas. El terror se apoderó de las esposas e hijos, de los dos cocineros, que se abrazaron a ellos. Todos preguntaban, que era lo que pasaba. Ninguno de los dos, sabía contestar.
Entonces, los golpes parecieron cesar, así como los alaridos.
Agueda, la esposa de Sopar, empezó a comprobar si su marido había sufrido alguna herida de esos seres, axial como Mirena, la esposa de Dinar. Ninguno parecía estar herido.
Los dos hijos de Sopar y Agueda, Runa y Conjuro estaban abrazados, con los de Dinar y Mirena, Migeval y Lapislázuli.
-¿Qué ha pasado? –acertó a decir Agueda-. ¿Qué era eso?
Sopar estaba demasiado asustado, como para contestar. Entonces, se fijó en su bolsillo. Algo temblaba en su interior. Miró dentro, y se encontró con una hadita, vestida con un traje de color dorado. Estaba aterrorizada. Ella se dio cuenta, de que se habían percatado de su presencia, por lo que decidió, pedir ayuda.
Fue a moverse, pero el hombro le dio miles de pinchazos de dolor.
-Es un hada –dijo Agueda-. Y parece herida. Ven, pequeña, no temas. Nosotros te ayudaremos.
Y Agueda la tendió la mano.
Fada decidió aceptarla y permitió que la amable mujer la cogiera, cosa que hizo con muchísimo cuidado. Mirena puso un cojín encima de la mesa y Agueda la colocó, con cuidado allí.
-Por lo que veo, la perseguían a ella –dedujo Sopar.
-Seguramente –dijo Dinar-. Pero, ¿Qué hará un hada, tan lejos de los suyos?
-¿Y que hacían esos bichos tan horrendos persiguiéndola?
Los niños se acercaron y miraron al hada maravillados. Nunca habían visto una de cerca. Desde luego estaba siendo una Nochebuena, de lo más mágico.
Entonces, Fada, decidió intentar hacerse entender. Tomó un saquito, de su bolso y saco unos polvos, que esparció por la habitación. Todos quedaron impregnados de el. Con un poco de suerte, este polvo haría que la entendieran.
-Hola. ¿Me entendéis?
Todos vieron maravillados, que sí la entendían.
-Tranquilos, solo es polvo del entendimiento. En primer lugar, perdonadme por las molestias, que estoy causando. Pero, hay una buena razón. En mi bolsa, hay dos cosas, que esos dos seres pretendían destruir. Miradlo.
Fada les tendió la bolsa, con un gesto de dolor. El hombro le dolía mucho.
-¿Estas herida? –preguntó Sopar.
-Mi hombro. Creo, que me lo disloqué, mientras huía, de esos seres. Tuve, que hacer giros imposibles en el aire, para esquivar sus ataques. Mirad dentro, por favor. Es importante. Y echo otros polvos, que sacó de un saquito colgado, del cinturón de su traje. El bolsito se hizo grande, par que pudieran maniobrar mejor.
Todos miraron dentro.
Una estrella y una luz se hallaban, en el fondo de dicho bolso. La estrella era harto conocida. La luz era como si fuera una bola de fuego.
Todos miraron, a Fada, que habló así:
-Si. Es la Estrella de Oriente. La luz, es la Luz del Sol. El Sol debe vencer a las Tinieblas. Diablus, el Señor de las Montañas Oscuras las secuestró. Y, yo me decidí a ir a por ellas. Me gusta la Navidad. Y creo, que nadie debería quedarse sin ella. En nuestra Navidad, que llamamos Yule, el Sol vence a las Tinieblas, haciéndose los días más largos, y así lo celebramos. En vuestra Navidad, Cristo es el Sol que vence a la oscuridad. Diablus. No quiere, que los días se hagan más largos, ni que se celebre el nacimiento de Cristo. Diablus quiere que la oscuridad triunfe, y que no haya Navidad. Y eso, no puedo permitirlo.
-Nosotros tampoco –dijeron al unísono Sopar y Dinar.
-Queremos que haya Navidad, papá, mamá.-dijeron los cuatro niños, también al unísono.
-Y la habrá, mis niños –dijeron Agueda y Mirena, al unísono también-. Y la habrá.

6

¿Pero, qué podemos hacer?
Eso era, lo que los rostros de todos los presentes humanos parecían decir.
-Es fácil –dijo Fada-. Mirad dentro de mi cinturón. Hay un saquito. Yo no puedo mover el hombro. Necesito una mano pequeña. Los niños, pueden ayudar. Que venga, el que tenga las manos más pequeñas.
Runa y Conjuro tenían tres y seis años cada uno, mientras que Migeval y Lapislázuli tenían 8 y 9 respectivamente.
La solución era clara.
-Runa, mi vida –dijo Agueda-. Ven, que vas a ayudar al hadita.
Runa miró al hada y esta le dijo.
-Hola Runa.
La niña, con el pelo caoba, como la tierra, y un gracioso hoyuelo en la barbilla, dijo maravillada, pues estaba hablando con un hada, cosa que no se hace todos los días:
-Hola Fada.
El hada la sonrió y le dijo:
-¿Ves ese saquito, que tengo colgado de mi cinturón? El que es más grande que los demás.
Runa asintió.
-Cógelo, con cuidado. Y ponlo a mi lado.
Runa asintió y se dispuso a coger el saquito. Aunque tenía las manos pequeñas, debido a su edad, el saquito era más pequeño que su dedo meñique. Lo cogió, con un cuidado exquisito y lo puso al alcance de Fada. El hada lo abrió, y se echó un poco de una especie de polvillo en el hombro. Al momento, lo pudo mover bien, totalmente recuperada.
-Bien. Hemos de actuar deprisa. Esos seres, no tardaran en venir. Hay que poner la Estrella de Oriente y la luz del sol, en el cielo.
-¿Cómo haremos, para que esos monstruos no nos detengan? –dijo Dinar.
-Eso es lo peor. Pues atacarán, seguro. De todas formas. Tengo pensada una solución. Requiere mucha concentración. Y probablemente, acabaré agotada.
-¿Cuál es? -preguntó sopar.
-Contactar, con Yelina.
Todos pusieron cara de no saber quien es.
-Es la Reina de las Hadas.

7

-Ella hará un conjuro, desde donde esté. Tardará un poco en formularlo. Durante la realización del conjuro, he de estar en comunicación con Yelina. Si esos bichos entran, no podré defenderme de ellos. Ahí entráis vosotros. Si vienen, defended la casa, con vuestra vida. Pues, estaréis luchando por la Navidad. La bolsa se quedará aquí conmigo. Así, no os la quitarán la luchar. Tendréis que luchar, con toda vuestra fuerza, para evitar que entren. Una vez protegida la casa, no podrán entrar y los que estén dentro serán lanzados fuera de aquí, lejos, muy lejos y vosotros podréis lanzar al aire la Estrella de Oriente y la Luz del Sol. Una vez en el aire, nada podrá detener la Navidad. Hoy es Nochebuena y eso les da poder. Pero hemos de lanzarlas al aire. Y ahora, he de contactar, con Yelina.
Y entonces, Fada se sentó cruzando las piernas, concentrándose. Una luz azulada, rodeó al hada. Era hermosa de contemplar. Pero, aunque estaban todos maravillados, intentaron no turbar su concentración.

8

-He tomado contacto –dijo de pronto, Fada-. Yelina, está empezando, a formular el conjuro.
De pronto, se escuchó, a lo lejos, un conocido sonido, que les heló la sangre a todos. Agueda se asomó y su cara se torno en un rictus de terror.
-Dios mío. Vienen cuatro de esos seres. Pero, son más grandes. Madre mía, son gigantescos.
-Bien, -dijo Sopar-. Tomemos posiciones. Más leña en la chimenea. Coged algunas maderas y haced teas. Si quieren entrar, van a tener que vérselas, con nosotros. Niños, debajo de la mesa.
-Queremos luchar, padre –dijo Conjuro.
-Hijo mío. Hacedlo, por la Navidad. Quedaos, cuidando de Fada y el bolso.
Migeval y Lapislázuli, e incluso la pequeña Runa, tampoco acababan de resignarse a quedarse bajo la mesa. Pero, al final todos fueron convencidos, bajo el lema de: Por la Navidad.
Fada seguía concentrada, en su comunicación con Yelina, la Reina de las Hadas.
La batalla estaba a punto de comenzar.
La Navidad tenía que ser salvada.

9

Los monstruos alados se cernieron, sobre la casa, como aves de presa. Cuatro personas, les hicieron frente, con enormes teas. Enormes nubes de humo salían por al chimenea. Las criaturas parecieron, remisas en la primera pasada. Sopar, Dinar y sus esposas, les hacían frente, con sus antorchas. Y el humo les cegaba al descender, sobre la casa.
De momento, la defensa estaba dando buenos resultados.

10

-“Un poco más. Aguantad un poco más, amigos míos” –se decía Fada-. “Ya casi está,”
Los niños estaban bajo la mesa.
-No puedo estar aquí, sin hacer nada –dijo Migeval en voz baja, para no molestar a Fada.
-Pero, los padres, nos han dicho que nos quedemos aquí. Corremos peligro –dijo Lapislázuli.
-Además, esta la bolsa. Y Fada no puede defenderla –dijo Conjuro.
Y fue, cuando afuera se oyeron gritos, y parecían de desesperación.
-¡Papa, mamá! –gritaron al unísono ambos.
Runa se puso a llorar, de miedo.
Conjuro, trató de consolarla, pero estaba también aterrado.
-¿Qué hacemos?
Se miraron, sin saber como actuar.

11

-¡Soltadlas, cobardes! –gritaron al unísono Sopar y Dinar.
Dos de los monstruos habían cogido a Agueda y Mirena, en sus garras.
Su reacción fue unánime: Les lanzaron sus antorchas.
La desesperación, a veces, es buena consejera del buen hacer.
Ambas teas dieron en el blanco y los bichos soltaron, a sus esposas.
Pero, pronto se dieron cuenta, de que era una estratagema, para despistarlos. Los otros dos monstruos se habían lanzado contra la casa y el tejado había recibido su primer gran golpe.
-¡Dios mío, los niños! ¡Fada! ¡El bolso!
El grito de las dos parejas fue al Alimón. Al mismo tiempo, el tejado recibía el segundo golpe de los dos monstruos y cedía, en casi su totalidad. Y sin antorchas se sentían impotentes.
Los monstruos entraron en la casa.
-¡A por ellos! –gritaron desesperados los cuatro.
Y se lanzaron, a dar sus vidas, por sus hijos, por Fada y por la Navidad.

12

Sin embargo, esos golpes evitaron que los chicos salieran de debajo de la mesa. Es más, les hizo abrazarse aun más. Todos fueron una piña, mientras veían como el tejado caía, casi por completo.
Los cuatro gritaron, completamente aterrados, cuando vieron que los monstruos entraban con toda facilidad, en la casa y levantaban en alto la mesa, bajo la cual se escondían los niños.
Entonces, vieron a sus padres que cargaban, contra los monstruos alados, echándose sobre ellos, con fuerza. En un esfuerzo desesperado de salvar la vida de sus hijos. Los monstruos se los quitaron de encima con facilidad.
Uno de los monstruos se había dado cuenta, de donde estaba Fada y el bolso. Alargó una garra y se dispuso a coger la bolsa.
Fue entonces, cuando oyeron una voz que decía:
-¡Ya está!
Fada se levantó débil y dijo:
-El conjuro está hecho.
El monstruo, vio a la pequeña hada y cuando iba a aplastarla, salió disparado sin saber como ni por qué, junto con el otro bicho, por el tejado. Afuera, se oía como los otros dos, que de nuevo se habían acercado demasiado, salían asimismo disparados, como impulsados por una fuerza invisible y enorme.
Los padres abrazaron, a sus hijos, llorando de emoción. Sopar y Dinar cogieron la bolsa, y salieron afuera, con cautela. Miraron, por todos lados. Ni rastro de los monstruos alados de Diablus.
-Es el momento, Dinar.
-Tú lo has dicho, amigo Sopar.
Uno cogió la Estrella de Oriente y otro la Luz del Sol y las lanzaron al cielo. Al principio, pensaron que no tendrían fuerza suficiente, pero ambas subieron muy arriba y fueron a realizar su cometido.
La Navidad estaba salvada.

13

Las dos familias decidieron celebrar la Nochebuena, en casa de Dinar. Así que trasladaron la comida y todo a su casa y allí la celebraron, tranquilamente. La casa de Sopar, seguiría con el hechizo, así que nadie podría entrar a robarles, pero tendría que realizarse una remodelación. Las hadas prometieron llevar ayudantes, para ello. Por lo que la familia de Sopar viviría unos días en la casa de la familia de Dinar. Fada fue premiada, por su valor y nombrada hada predilecta.
Y las Fuerzas del Bien prometieron, guardar mejor la Estrella de Oriente y la Luz del Sol.

1 comentario:

  1. Excelente!!!! muy buena narración, desde Bs.As.Argentina felicitamos y saludamos, por la presentación y por el escrito.
    las de "HADALU" http://hadalu.blogspot.com

    ResponderEliminar