lunes, 2 de febrero de 2009

MI PEQUEÑA NIÑA



MI PEQUEÑA NIÑA

En el limbo de la inocencia, donde la infancia estalla en su plenitud. En la regadera de la locura, me hallo, entre dos mundos.
Soy una niña bastante despierta, a pesar de todo. Y aunque parezca que el sino del pensamiento sea trastocador de ciertas clases de estética del creer, creedme, no es oro todo lo que reluce.
Que cada uno crea lo que quiera.
Estoy muerta y eso es lo que cuenta.
No elegí este viaje. Alguien me invito. Y fue gratis. No se, por que se lamenta el mundo, por mi perdida. No lo sé.
Qué poco hicieron, por mi.
Se lo que es la hipocresía. Sé lo que significa el engaño. Lo que la gente promete y luego no cumple. Es fácil, hablar. Las palabras pueden hacer mucho daño, pues dan esperanzas, que a veces no se cumplen. Dan caramelos de maravilloso dulzor, que se convierten en pesadillas de la amargura, cuando te son arrebatados de los labios.
Siempre te cuidaré. Eso es lo que dicen.
Siempre te cuidaré.
Y añaden, la guinda. Algo, que si no fuera por que es una absurda y podrida mentira, te acuna como una nana y te hace sentirte la persona más feliz del mundo, rodeándote de una calidez mimosa, que te invade el ser. Esa guinda es, como un titulo nobiliario:
MI PEQUEÑA NIÑA.
Pero esa pequeña niña, ya se ha ido. Y esta vez, no habrá charla, por llegar tarde a casa. Hay dos razones de peso: 1ª y general: No elegí este viaje, me obligaron, que se jodan. Sí, ya lo sé. Los niños no dicen palabrotas. Pero, ¿quién me va a regañar ahora por decirlas? Y 2ª y principal: No voy a volver.
¿O sí?
Podemos jugar al corro de la patata, de noche. He hecho amigos en el otro mundo. Rodearemos al autor, de mi muerte y jugaremos a ese corro.
Entonces, si que podré decir que ese…
Ese…
No es mi padre…
En la quietud de la noche, me deslizaré… Y entonces…
Me apoderare de su respiración y se la helare…
Pues… la venganza es un plato que, según dicen, se sirve frío…

2 comentarios:

  1. Estupefacta. Grandioso! Realmente se me han puesto la piel de gallina y veo la historia en la cabeza claramente, es como atrabesar un túnel y ella en el fondo. La imágen se hacerca y vas descubriendo más y más... Con la mirada glacial de la pobre niña. De verdad, es muy buena.

    Esta parte me encanta:

    "Podemos jugar al corro de la patata, de noche. He hecho amigos en el otro mundo. Rodearemos al autor, de mi muerte y jugaremos a ese corro".

    Bravo

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