LOS CORRECTOS ATRIBUTIVOS

Normalmente, cuando ayudas a alguien a realizar una tarea, es porque dicha tarea ha sido encomendada, a dicha persona.

Me hace gracia, cuando la gente, casi siempre del sexo femenino, me pregunta si ayudo a mi mujer (me da la impresiaón, de que pretenden pillarme enfalta y en marrón, pues piensan que les voy a decir que no y, la verdad no entiendo porqué).

Mi respuesta es que no se trata de ayudarla, sino de realizar mi parte de esa tarea domestica que, según veo yo, es cosa de los dos.

Cada uno se ha agenciado unas tareas en casa. Por ejemplo, la cama casi siempre la hago yo y el que normalmente frega los cacharoros en casa, quita el polvo a los muebles, y limpia el baño y el balcón, soy yo.

Claro, que a mi, travieso yo, me gusta picar a estas llamadas "feministas" (lo pongo entre comillas, porque en realidad lo que son es hembristas, que a mi no me engañan), diciéndoles de golpe, que no. Que no la ayudo. Claro, la manera en que se me echan encima es impresionante. Se me tiran al cuello, a la yugular, como si fueran vampiras. Entonces, es cuando las suelto que yo hago mi parte de tarea domestica. Ellas me dicen entonces, que si la ayudo. Entonces, es cuando les suelto, que las tareas domesticas no son cosa de mi mujer, para que yo tenga simplemente, que ayudarla. Son cosa de los dos. Nadie ayuda a nadie. Los dos hacemos nuestro trabajo.

Y es que no soporto, que las mujeres digan eso de ayudarlas. Lo siento, no puedo con ello. Las mujeres actuando así, no van a ningún lado. No hace mucho, vi en televisión, no se si seria una serie o un reportaje de actualidad, que mujeres decían que era impensable que sus maridos hicieran las tareas de la casa. Se me removieron los nervios.

Cierto es, o así lo veo yo al menos, que el hembrismo nació, a raíz del machismo. Pero es que es lo mismo, desde el punto de vista de las mujeres. O acaba siendo lo mismo, por desgracia.

No se trata de hembrismo o machismo, sino de igualdad. Los extremos son malos. Y, la verdad, me da rabia, muchísima rabia, cuando intentan conseguir que sus maridos hagan su parte de trabajo en casa, contentándose con que las ayuden. Como si se tratara de recibir limosna. Craso error. Así les va.

De hecho, soy de las personas que siguen la ideología, de que la falta de ayuda en la casa, debería ser causa de divorcio.

En fin, un consejo mujeres: buscad la igualdad. No os hagáis, eco del espíritu genocida de derechos y esclavista del machismo, practicando el hembrismo. Realizad los correctos atributivos y convenced a vuestros maridos, con la lógica, que la casa es de ambos. Y a ambos, os corresponde, llevarla.

Y un consejo hombres: La casa es de los dos. Compartid hogar. Asumir vuestra responsabilidad. Os habéis casado con una mujer. No con un robot de cocina.

Y ahora, me voy a fregar. Tengo una cita con el lavavajillas (el liquido, no la máquina), para pasarmelo de puta madre, fregando.