Me gusta saber con quién puedo contar y con quién no.
Es como averiguar con que zapatos vas bien y cuales te hacien daño.
Está claro, que cada un@ somos hij@s de nuestro padre y nuestra madre.
Pero ahí está la clave: somos.
Yo también.
Tengo gente que no solo respeta mi manera de reconstruirme, sino que me está ayudando a hacerlo. Sin imponer.
Por eso, a tod@s aquell@s cuyo orgullo, o al menos así lo veo yo, les ha llevado a darme de lado que yo no les daba lo que ellos necesitaban de mí (eso encima, y luego me llaman egoísta a mí), que sepan de sobran en mi vida. Que me dan igual. Que con su pan se lo coman, y todas esas cosas que se suelen decir...
Y hablando de zapatos, me gustaría saber cómo se sentirían con los míos puestos...
Así que, como vosotr@s criticáis voy a hacer yo lo mismo pero de manera constructiva: espero que no vayáis por la vida así; lo digo porque esa soledad que algun@s me auguraban, quizá les acabe estallando en la cara.
Pero vamos, que cada un@ es cada un@ y seis media docena.
Así que, cada cual que elija su camino, tal y como lo he hecho yo. Ya somos msyorcit@s.
Así que, a quiénes decidieron salir de mi vida de esa manera, es su problema no el mío.
Y a quienes han decidido seguir en mi vida como hasta ahora... Gracias.
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