Hola, soy el Caballero de Sirio...
Cuando vas a ver una película, y vas con la firme intención de ver lo que te han contado que vas a ver y lo ves, no solo no te sientes defraudado, sino que lo pasas de vicio.
Eso sí, se recomienda no entrar a los hemofóbicos.
Y es que la nueva Posesión infernal prometía 6,500 litros de sangre (falsa claro). Promesa que cumplen, a rajatabla. Y el que no se lo crea que vea la película... y eche el cálculo de cuánta sangre puede cabrear un ascensor...
Con un comienzo brutal, y una lección de cómo poner el título de la película, se comienza a presentar a los personajes principales.
Y entonce, la curiosidad desata el desastre.
Curioso el diseño del libro de los muertos, con esos dientes cerrándolo a modo de candado.
Y si en la trilogía original era un magnetófono, lo analógico vuelve a triunfar aunque... no exactamente igual.
Brutalidad, desmedida, sangre a borbotones, mala leche asegurada, y una sorpresa monstruosa... ahí lo dejo.
Ah, y unas escenas finales, que explican el prólogo.
Por cierto, respecto a la música, buenísima dicho sea de paso y firmada por el irlandés Stephen McKeon, hay un tema que me recuerda mucho a la melodía del tema principal de Hellraiser.
Para no perdérsela.
Y en una entrevista, Bruce Campbell ha dejado caer, que se van a hacer más entregas, o esa es la idea.
Las esperamos con ganas.
Buena luna, criaturas de la noche...
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