Un aroma de flores...
Ese regalo, que las hadas ofrecen, a quien quiera creer en ellas...
Y rayos de luz que surgen del sol, y que los prismas feéricos transforman en calidoscópica magia...
Polvo de hadas, que como polen llega, y de reojo las ves...
El atardecer va adormeciéndonos, con su nostálgica estructura de colores apagados...
Una música dulce y ensoñadora se oye, y el embrujo comienza...
Un susurro al oído: "Estamos aquí, somos hadas y venimos a llenarte de magia"...
Entonces, el corazón se une a sus mágicos vuelos...
Esto es, una tarde entre hadas...
Besitos feéricos...
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