Este Enero pasado estuvimos en Madrid, como he dicho en mi anterior entrada, con motivo del nacimiento de nuestro sobrinito y de la Exposición de Star Wars (que os comentare mas adelante). Pero, había otra razón. ¡La nieve! Y es que hacía milenios, que no caía una nevadita como esta. Y hacía milenios, que ni mi mujer ni yo disfrutábamos así de la nieve. Y es que en Valencia, con eso de la cercanía del mar, es complicao que nieve. Pues sí, todo eso es nieve y nosotros abrazaditos, por cariño y como aquel que busca calor. Porque... señores... ¡qué frío, carajooooooooo!
A la nieve, hay que recibirla, como se merece: abrigaditos y con diversión. Aunque, hay quien pone el bonus track de siempre: resbalón y pal suelo. Osea, yo. Que resbalé y di con mi santo culito en la nieve. Menos mal, que era nieve blanda y hierba, que sino... En vez de reírnos (porque a mi me hace gracia, hasta cuando me caigo yo), acabamos en el hospital, con alguna fractura que otra. Desde luego, la magia de la nieve es increíble. Es diversión pura y dura. Tirarse bolas de nieve, hacer muñecos de nieve, tirarse en trineo (o en algo similar)... En fin, que nos lo pasamos pipa. Recomendado.
Un besito.
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