lunes, 30 de marzo de 2009

TROCITOS DE TERROR


Las historias cortas, me encantan. Son directas. Sencillas. Escuetas. Densas...
He aquí unas cuantas, que hace tiempo que escribí, y recogí bajo el título genérico de:

TROCITOS DE TERROR

Trocito 1: LA ALACENA

Como Poe es embebió en sus propias pesadillas, Al invirtió el rumbo de su razón y permitió que el jefe de la estación, de sus sentimientos diera la salida al tren, de sus ojos.
Sí, solo era un libro. Un libro de fantasmas. Pero, aquella alacena se había corrido unos centímetros. Con ese sonido chirriante, como si fueran cadenas de una alma en pena.
Una alacena. Algo grande, que ni un golpe de viento, y tenia la ventana cerrada, podría llegar a mover.
Fue entonces, cuando se dio cuenta de que quizás Poe tenía razón.
Pues, de todos es sabido, que solo los borrachos y los niños dicen la verdad…

Trocito 2: DICEN

Dicen, que sucedió aquella noche y que la tierra se abrió, para escupir su podredumbre. Dicen, que salieron del cementerio, como monigotes borrachos, y que arrastraban ansias de satisfacción hambrienta y sedienta.
Dicen, que sus rostros eran la definición del abismo malvado, que corroía sus almas y que sus corazones latían, sin latir, de muerte perversa. Dicen, que fueron al pueblo y que entraron como un torpe ejército tenebroso, pero que conseguía asustar, como solo es capaz el mismísimo infierno.
Dicen que colmaron sus ansias, entre pedazos de carne fresca regados, con unos buenos tragos de sangre.
Eso dicen, pero… ¿Quién lo dice, si no hubo supervivientes?
Aunque, ahora solo debo pensar en salir vivo de aquí, pues veo unas siluetas en la puerta… Y aunque dicen que es una leyenda… como aquel que dice, fíate del diablo y no eches a correr…
Aunque… dicen, que los muertos dicen, que la eternidad es, para siempre…

Trocito 3: EL VIENTO ARRECIA

El Viento arrecia en el límite de la vida. Y se enfrasca en un tormentoso vaivén, de multitud de cavernosas esencias de muerte y putrefacción. Es un dicho que el que da primero da dos veces. Pero, yo quisiera no tener que dar. El que da es el que otorga. Y yo no quisiera tener que regalar mi respirar a quien se vale del mal, para su subsistencia. Y probablemente, no podría dar dos veces. Por que, después de la vida… ¿qué te queda por dar?
Sus dientes, son como navajas afiladas. Sus garras, esencia sucia de un mal entendido abrazo.
No hay refugio en esos brazos, que me partirían la columna en dos.
El viento arrecia en el límite de la vida. Y yo no me he traído el abrigo de mi valor.

Trocito 4: EPÍLOGO

No debí leer esto.
No.
No debí hacerlo.
En el filo de la desesperación, uno ha de buscar alegría.
Ahora, ya sé, lo que pasa.
Ahora, ya sé que la vida es sufrimiento.
Ahora ya sé, que debo seguir con mi idea.
Ahora ya sé, que ha llegado mi epílogo…
Me espera la inmortalidad de la eterna muerte en vida…

5 comentarios:

  1. Hola de nuevo. Por fin he tenido un ratillo para leer un poco. Me ha encantado, de verdad. Me gusta que en pocas palabras todo quede tan claro, y el estilo. Sigo viendo cosas en común, y me alegra, porque es bueno conocer a otros escritores con las mismas inquietudes.

    Muchos besos.

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  2. gracias SElene
    me gusta qeu haya gustos comunes a mi tb
    asi podemos hablar de ellos
    por cierto, me encanta Loreena McKennitt y Mike Oldfield como a ti
    besos

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  3. Son mis grandes favoritos. Mi canción favorita es Moonlight Shadow. Y ella me parece una artista maravillosa también.

    Muchos besos.

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  4. cuando quieras hablamos largo y tendido de ellos
    muchos besos

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  5. te recomiendo esta pagina de Mike: mike-oldfield.es alli yo soy The Sphere
    besitos

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